jueves, febrero 10, 2011

¿Qué es la autoficción?



La autoficción es un género muy de moda en la literatura francesa contemporánea. El suplemento literario de Le Monde del 4 de Febrero de 2011 le dedica un “dossier”. En sus páginas se rinde homenaje a Serge Doubrovsky quien hace más de treinta años fue el inventor del término. Doubrovsky tiene en la actualidad 83 años y acaba de publicar Un homme de passage, una “novela-vida”, como reza su reclamo publicitario. Aprovechando esta efemérides teórico-literaria, me gustaría recordar aquí cuál fue el origen de este giro en la literatura del yo y las objeciones que se le han hecho desde la crítica literaria.
El último cuarto del siglo XX se caracteriza, al menos en el ámbito literario, por la superación, o si se quiere, por el fin de las vanguardias. Los conocedores de la literatura francesa contemporánea saben que "el nouveau roman" ("la nueva novela") de los años 50 y sus autores más prestigiosos, Alain Robbe-Grillet, Nathalie Sarraute, Claude Simon, Michel Butor y tantos otros, pretendían acabar con la novela tradicional. Rechazando los modelos anteriores basados en el antropomorfismo y el antropocentrismo, postulan que el texto escribe más que describe y que el mundo no es ni significante ni absurdo. Esta vanguardia literaria, que realmente nunca llego a ser una generación, proclama la muerte del personaje psicológico, instauran el predominio de los objetos y de los lugares y apuestan por la abolición de la intriga. Entienden, pues, la novela como un campo de experimentación textual, como un laboratorio de formas estéticas que al mismo tiempo conllevará la aparición de nuevos lectores capaces de "des-leer" para ir hacia lo ilegible.
Teniendo en cuenta estos postulados, resulta sorprendente que algunos de esos novelistas, en principio fieles a sí mismos, hicieran incursiones en el terreno íntimo, sobre todo a partir de los 70 del siglo pasado, es decir cuando las vanguardias empiezan a ser puestas en entredicho. Robbe-Grillet y otros escritores de autoficciones reaccionaron profusamente ante las críticas, resaltando el hecho de que sus proyectos responden tanto a la fidelidad al pasado como a un intento de eludir un género, la autobiografía, que, de acuerdo con esa tradición vanguardista, no tiene por qué partir de un "yo" real que narra su vida. De la reflexión acerca de las relaciones entre dos formas de creación aparentemente distintas, la ficción y la autobiografía, nacerá el término "autoficción". Como escribe Thomas Regnier: "lejos de ser un epifenómeno de la literatura posmoderna, la autoficción participa a su manera del agitado destino de la autobiografía".
Ya señalé al principio que el primero en emplear ese término, hoy en día tan asumido y utilizado, fue Serge Doubrovsky en la contraportada de su novela Fils (1977). Más adelante, él mismo ahonda en otros textos sobre el significado de esa palabra. Su definición más clara es la siguiente: "La autoficción es la ficción que, como escritor, he decidido darme a mí mismo, incorporando a ella, en el sentido pleno del término, la experiencia del análisis, no sólo en la temática, sino también en la producción del texto". En definitiva, la autoficción sería una suerte de juego carnavalesco que tiene en vilo al lector ya que éste no sabe con certeza qué es lo real y qué es lo falso. Evidentemente, la autoficción corre el riesgo de un desequilibrio que desvirtúe su objetivo. ¿Dónde se encuentra el justo medio entre ficción y autobiografía? La autoficción tiene unos riesgos evidentes. Como apunta Regnier, dos serían los principales escollos que presenta este género de la postmodernidad: "El escollo del todo-ficcional: donde lo real, en lugar de ser afrontado, se diluye en la ficción. El escollo del todo-autobiográfico: donde la ficción sirve de coartada para la confidencia pura y simple de lo íntimo". Por su parte, el teórico Philippe Lejeune afirma que la palabra autobiografía asusta a los escritores porque "es como si les dijeran que no son artistas". Con una claridad absoluta, define el término como sigue: "en la actualidad, la autoficción designa a todo el espacio entre una autobiografía que no quiere decir su nombre y una ficción que no quiere desprenderse de su autor". Sea como fuere, este género, o archigénero, como también se denomina hoy en día, no cesa de generar debates encendidos. También es cierto que, en esta recién estrenada segunda década del siglo XXI, la práctica de la autoficción sigue evolucionando para dar lugar a obras realmente tan sorprendentes como el libro ensayo-ficción de la escritora Chloé Delaume titulado La Règle du Je en el que confronta el concepto de autoficción con su propia experiencia del género.

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